Fuerteventura y su historia sumergida.

La arqueología subacuática es una rama de la arqueología que estudia restos sumergidos en ambientes acuáticos como mares, ríos, lagos y lagunas. Esta disciplina combina las técnicas de la arqueología tradicional con conocimientos de buceo, oceanografía e ingeniería marina.

Sus objetos de estudio incluyen naufragios, restos de pecios o barcos hundidos, ciudades o asentamientos sumergidos y puertos antiguos que permiten reconstruir rutas comerciales gracias a los restos hallados bajo el agua.

En el caso de Canarias, y Fuerteventura en particular, la arqueología subacuática es un campo aún poco explorado, aunque de gran interés debido a la posición estratégica del archipiélago en el Atlántico. Las Islas Canarias, situadas entre Europa, África y América, han sido clave en las rutas marítimas desde la Antigüedad hasta la Edad Moderna, convirtiendo sus aguas en un auténtico archivo sumergido.

Los primeros hallazgos subacuáticos en Canarias se produjeron en 1964, con el descubrimiento de un ánfora, inicialmente catalogada como fenicia y posteriormente como romana, en aguas del sur de La Graciosa. Desde entonces, se han registrado descubrimientos en La Graciosa, Lanzarote, Gran Canaria, Tenerife y también en Fuerteventura, con piezas cuya cronología ha sido objeto de debate entre distintos investigadores. No será hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta cuando comiencen las primeras prospecciones subacuáticas realizadas con metodología arqueológica, lo que permitió obtener información más precisa y rigurosa en comparación con los hallazgos casuales anteriores.

En Fuerteventura, aunque no se han realizado prospecciones y excavaciones subacuáticas sistemáticas, sí se conocen hallazgos dispersos de anclas, cañones y cerámicas de almacenamiento recuperadas de forma casual o fortuita en distintas zonas costeras. Algunos de estos objetos se conservan actualmente en el Museo Arqueológico Insular.

La isla, con sus numerosos puertos naturales abrigados por formaciones rocosas, ofrecía buenas condiciones para que los barcos fondearan en ellos sin necesidad de infraestructuras portuarias. Entre los puertos más antiguos de Fuerteventura se encuentran Corralejo (cercano al Islote de Lobos, con presencia romana constatada),  Puerto de La Peña (Ajuy),  Pozo Negro,  Caleta de Fuste,  El Tostón o Puerto del Roque (El Cotillo).

Aunque la mayoría de las piezas conservadas en el museo son botijas con una cronología a partir del siglo XV, a falta de estudios más concretos no podemos descartar que otras pudieran corresponder a periodos más antiguos, como sugiere el hallazgo de un ánfora del Bajo Imperio en la zona de El Cotillo durante la década de 1980.

La mayoría de las piezas que se conservan en el museo son conocidas como cantimploras, botijas, botijuelas o botija perulela, cuyo nombre según los investigadores podría derivar del intenso envío de estas piezas hacia el Perú o del término catalán perol. El uso de estas piezas de almacenamiento aparece en documentos como los registros de la Casa de Contratación de Indias en Sevilla o en protocolos notariales canarios relacionándolas con las mercancías transportadas por los barcos en las rutas comerciales atlánticas.

Estas vasijas servían para transportar líquidos y sólidos como vino, vinagre, alcaparras, aceitunas en salmuera, guisantes, garbanzos o aguardiente, y se utilizaron desde el siglo XV hasta el siglo XIX en rutas comerciales por el Mediterráneo y el Atlántico. Es por eso que estas piezas han sido localizadas en yacimientos terrestres y subacuáticos de la geografía peninsular, Baleares, Canarias y El Caribe.

Las botijas peruleras estaban fabricadas en alfares andaluces, principalmente sevillanos, son recipientes una capacidad entre 2 y 18,75 litros con cuerpo ovoide, globular o cónico, dependiendo de su tamaño, sin asas y borde muy marcado.

En Fuerteventura, estas piezas han sido encontradas en zonas como Pozo Negro, Jacomar, Valle de La Cueva y El Roque del Cotillo, lo que confirma la importancia de estos puertos majoreros en el comercio interinsular y transatlántico en diferentes momentos históricos.

Sobre el patrimonio arqueológico subacuático, hay que recordar que la Ley de Patrimonio Cultural de Canarias indica que pertenecen a este patrimonio los rastros de existencia humana que hayan estado bajo el agua por lo menos durante cien años, siendo uno de los principios de actuación la conservación in situ, considerándose la opción prioritaria antes de emprender cualquier actividad arqueológica sobre ellos.

Texto:

Isidoro Hernández Sánchez. Director del MAF.

Rosa López Guerrero. Técnica de Patrimonio Cultural.

BIBLIOGRAFIA.

Chávez Álvarez, E. y Tejera Gaspar, A. (2001): “Los discutidos hallazgos subacuáticos de ánforas romanas de las Islas Canarias”, Spal 10, pp. 311-325.

Escribano Cobo, G; García Giménez, R;  Mederos Martín, A. (2016): “Ánfora romana bajoimperial de El Cotillo (La Oliva, Fuerteventura), XV Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote, Tomo I, pp. 582-610.

Escribano Cobo, G y Mederos Martín, A. (1998): “Botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos de las islas Canarias. Una fuente complementaria para el análisis del comercio canario-americano”, XII Coloquio de Historia Canario-Americano I, pp. 539-568.

Escribano Cobo, G y Mederos Martín, A. (1999): “Distribución y cronología de las botijas en yacimientos arqueológicos subacuáticos e la Península Ibérica, baleares y Canarias”, Cuadernos de arqueología marítima nº 5, pp. 177-201.

Lobo Cabrera, M. (1983). El comercio del vino entre Gran Canaria y las indias en el siglo XVI. Cabildo Insular de Gran Canaria. Valencia-Las Palmas.

Mederos, A y Escribano Cobo, G. (1997): “Una etapa en la ruta Mogador-Canarias: cerámica romana en Lanzarote y su relación con hallazgos submarino”, Spal 6, pp. 211-242.

Dolores Sánchez Velázquez. Una pionera en la arqueología de Fuerteventura.

Dolores Sánchez Velázquez nació en La Antigua, Fuerteventura en 1934. En el año 1974 decidió cursar Geografía e Historia, especialidad Arqueología en la Universidad Complutense de Madrid, donde concluyó sus estudios en 1979. Esta Vitrina Cero es un homenaje a una labor profesional que la hizo ser pionera en la arqueología de Fuerteventura.

Tras terminar su licenciatura y a partir de 1980 trabajó en el Ministerio de Cultura. Los primeros años estuvo en la Subdirección General de Arqueología, sin embargo, pronto se trasladó a la institución en la que desarrolló la mayor parte de su carrera profesional, el Instituto del Patrimonio Histórico Español, concretamente en el Instituto de Conservación y Restauración de Bienes Culturales – ICRBC.

Allí se dedicó a registrar y documentar todos aquellos bienes culturales y piezas arqueológicas procedentes de excavaciones y yacimientos de diferentes lugares de España. 

Su labor como arqueóloga en Fuerteventura comenzó cuando Martín Almagro Basch, Catedrático de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, la nombró vigilante de yacimientos arqueológicos de la isla. Fue durante la década de 1980 cuando efectuó diferentes prospecciones arqueológicas, reflejándose sus resultados en su memoria de licenciatura inédita: Estado actual de la Prehistoria en Fuerteventura.

Pero sin duda, lo que la convirtió en una mujer pionera en la arqueología de la isla y Canarias, fue la codirección junto a la profesora Francisca Hernández de las primeras campañas de excavación en la Cueva de Villaverde que se desarrollaron desde 1979 hasta 1988.

El 16 de febrero de 1979 se descubrió fortuitamente la Cueva de Villaverde, cuya excavación se inició en julio de ese mismo año. Los trabajos se prolongaron durante cinco campañas, siendo la primera excavación sistemática de Fuerteventura financiada por la Dirección General de Bellas Artes, Archivos y Bibliotecas, del Ministerio de Cultura y la Junta Superior de Excavaciones.

Dolores Sánchez y su compañera fueron pioneras en la búsqueda de un equipo interdisciplinar de personas científicas especializadas de distintas universidades para el estudio, análisis e interpretación de los bienes culturales hallados durante las excavaciones. Por primera vez se realizaron dataciones radiocarbónicas que ponían fecha a los contextos y materiales aborígenes de la isla.

El Museo Arqueológico de Fuerteventura custodia hoy en día el registro arqueológico de las campañas que se llevaron a cabo en la Cueva de Villaverde por Dolores Sánchez y Francisca Hernández desde 1979 a 1988. Dichos materiales, en una primera fase, fueron analizados con el fin de mejorar la conservación preventiva de los mismos, cambiándose los embalajes en muchos de ellos y clasificándose para un mejor estudio. Actualmente se está llevando a cabo el proceso de inventariado, asignando un número de registro dentro del catálogo general del Museo. Ello ha dado como resultado 210 cajas que contienen 3004 bolsas con todo tipo de materiales arqueológicos, lo que nos permite concluir que la Cueva de Villaverde es el yacimiento de Fuerteventura con más excavaciones sistemáticas y programadas.

Junto a la Cueva de Villaverde, la huella de Dolores Sánchez en el MAF queda patente a través de la donación de un conjunto de cerámicas que realiza junto a Francisca Hernández. En 1980, guiadas por unos pastores de Villaverde, extrajeron un total de 8 vasijas de dos cuevas de la zona de Huriame (Cueva de Las Chozas y Cuevas de Las Lajas), algunas de ellas en excelente estado de conservación. En los archivos se conservan las actas de donación firmadas por ambas arqueólogas como testimonio de la entrega al Cabildo de Fuerteventura. Hoy estos gánigos de la cultura del pueblo majo, que han sido restaurados, forman parte de las exposiciones temporales que pueden visitarse en el Museo Arqueológico.

En la vitrina cero se exponen algunos materiales arqueológicos recuperados durante las campañas de excavación que dirigieron Dolores Sánchez y Francisca Hernández en la Cueva de Villaverde. Se pueden observar dos fragmentos de piezas cerámicas decoradas, halladas durante la campaña de 1979, dos punzones elaborados en hueso, procedentes de la campaña efectuada en 1981 y algunos ejemplos de adornos de uso personal para los que se usaron diferentes especies de malacofauna.

Texto:

Isidoro Hernández Sánchez. Director del MAF.

Rosa López Guerrero. Técnica de Patrimonio Cultural.

BIBLIOGRAFIA

Garralda, M. D.; Hernández, F.; Sánchez, M. D. (1981). «El enterramiento de la cueva de Villaverde (La Oliva, Fuerteventura)». Anuario de estudios atlánticos, n.º 27, pp. 673-690.

Hernández, F.; Lomoschitz, A.; Meco, J.; Sánchez Velázquez, m.D.; Toro, A. del (1988). «The archeological site of “Cueva de Villaverde” (Fuerteventura): Holocene paleoenvironment and human occupation in a volcanic tube». En: Deserts: évolution passée et future (Fuerteventura, 3-6 jan. 1988). Marseille: CNRS, pp. 56-90.

Hernández, F. Y Sánchez, M. D. (1990). «Informe sobre las excavaciones arqueológicas en la cueva de Villaverde (Fuerteventura)». Investigaciones arqueológicas, n.º 2, pp. 79-92.

SÁNCHEZ VELÁZQUEZ, M.D. (1993): “La cerámica aborigen de Fuerteventura”, Patina nº 6, pp. 8-14.

Sánchez, M. D. Y Hernández, F. (1983): “Conjuntos de vasijas prehispánicas procedentes de una cueva en Huriame (Fuerteventura)”, Homenaje al prof. Martín Almagro Basch  Vol. 4, pp. 271-279

La cerámica popular

La presencia de cerámica en la isla de Fuerteventura es muy abundante, de hecho, es uno de los materiales que con más frecuencia aparece en los yacimientos arqueológicos, bien se encuentra fragmentada o bien en su totalidad. Estos recipientes cerámicos son utilizados en la vida cotidiana, lo que nos aproxima a las formas de vida del pueblo majo.

Para la alfarería canaria, según algunos investigadores, se ha establecido dos fases: la cerámica aborigen, previo a la conquista, y la cerámica popular, a partir del s. XV, y en el que en ambos casos aparece tanto cerámica decorada como sin decorar. En el caso de Fuerteventura encontramos distintas formas, dimensiones, tipologías y acabados con motivos decorativos muy diversos. Aunque aún no se ha tenido la oportunidad de estudiar en profundidad la cerámica, aquella que se encuentra sin decorar puede responder a un uso culinario. Este puede ser el caso del recipiente que exponemos en esta ocasión. Fue entregada a Vicente Ruiz, guarda y vigilante del antiguo museo de Betancuria, en 1974 por Dña. Dolores Cerdeña del Valle de Santa Inés, y fue registrada en el museo con el nº435.

Se trata de un recipiente con tapa hecha de barro a mano, de época histórica. De forma esférica con asas planas y horizontales a los lados, no conservándose una de ellas. La tapa, de forma circular e incompleta, es plana, ligeramente convexa y tiene un asa semicircular en vertical con agujero. A pesar de la pérdida de algunos fragmentos que formaron parte de la pieza, en general el estado de su conservación es bueno.

Aún a falta de estudios, la forma y el acabado de las vasijas nos dan algunas pistas sobre su uso. Por las características que presenta este recipiente como su color, su ausencia de elementos decorativos y su forma, así como la presencia de marcas de fuego en la parte inferior y media de la pieza, podemos afirmar que era de uso doméstico para cocinar. Es poco común encontrar en Fuerteventura vasijas con su tapa, lo que ha hecho que la muestra de esta pieza fuese relevante para su exposición.

Actualmente desconocemos la datación exacta a la que pertenece esta pieza, pero por las características que presenta sabemos que es de época histórica. Hay que destacar la importancia locera que tiene el Valle de Santa Inés (Betancuria) ya que existe una gran tradición del desempeño de la alfarería y cuyo conocimiento se ha ido transmitiendo de generación en generación. Siguiendo las fuentes literarias y etnohistóricas, así como los recientes estudios llevados a cabo en huesos humanos de otras islas (sobre todo de mujeres) en el que los marcadores de actividad musculoesqueléticos desvelan el desarrollo de actividades con el antebrazo y la mano, lo que puede relacionarse con la práctica de la cerámica, se asocia esta actividad al género femenino. Pese a que tenemos escasos datos en la isla de Fuerteventura, sí sabemos que en tiempo histórico esta labor la ejercían las mujeres y que seguramente estaban especializadas en esta actividad, lo que no se descarta que en época aborigen fuesen también ellas quien elaboraran esta tarea.

Texto: T. Domínguez Cabrera

BIBLIOGRAFIA

DEL TORO OJEDA, Victoria (2017). La cerámica aborigen de Fuerteventura. Estudio de material procedente de la Cueva de los Ídolos (La Oliva). Trabajo de fin de máster. Universidad de La Laguna.

LÓPEZ MÁRQUEZ, J. Silverio (2024). Manual de alfarería canaria.

WEBGRAFIA

El Museo Canario (06 de mayo de 2024) Piezas del mes https://www.elmuseocanario.com/piezas-del-mes-2024/

Alfarería de Fuerteventura (06 de mayo de 2024). Alfarería tradicional. https://artesaniafuerteventura.com/alfareria-tradicional/

ICTradiciones (06 de mayo de 2024) La alfarería de los majoreros. https://ictradiciones.es/hemeroteca/articulo/historia/la-alfareria-de-los-majoreros